La partida

El aeropuerto es el lugar perfecto para presenciar las mejores historias. Vemos: esperanza, alegría, ilusiones que queremos que se conviertan en realidad; pero también es muy común ver el sufrimiento. Por lo general, al ver la partida de ese ser que se ha convertido en nuestro primer pensamiento del día. Ese fue mi caso al darme cuenta que el cuento que había creado del mundo mágico de Disney se hacia pedazos. No se que me dolía más. Aguantarme las lágrimas o el miedo a que nuestro amor no supere las barreras de la distancia. Llena de dudas decidí disfrazar mis sentimientos los últimos minutos que estaba frente a tus ojos verde olivo, esas cejas que parecen dibujadas, tu sonrisa blanca perfecta y el olor de la pasión que envuelve tu piel. Sabía que tenía los minutos contados antes de dejar ir al amor de mi vida. Como quisiera que todo lo que vivimos hubiera ocurrido en cámara lenta; pero no puedo vivir de los recuerdos, tampoco amarrarte porque amar de verdad es ver feliz a quien amas. La madrugada fría de aquel 20 de febrero pasaba lentamente. Cada segundo que pasaba en mí reloj me desesperaba más que el anterior. Tomaba café para ocultar mi ansiedad, observaba a tus padres sollozar por tu partida. Las personas que estaban a nuestro alrededor se veían felices. Entonces empezaba a sentirme mejor con tus bromas. Cuando de repente mi corazón exploto del dolor al escuchar el llamado de tu avión. No lo se porque, pero supe que era la ultima vez que te vería enamorado de mí. Yo sabia… yo sabía… que cruzando la frontera te olvidarías de tus promesas y de tus sueños junto a mí. Te acompañe a la puerta de ingreso y mientras hacíamos fila tus ojos expresaban el dolor de nuestra separación, me abrazaste hasta quitarme la respiración y nuestro ultimo beso transporto a la amargura a mi garganta. Dejarte ir para que alcances tus sueños, es lo mejor que pude hacer. Ahora sé que los mejores recuerdos, son aquellos que al pensarlos te sacan una sonrisa. ….. Fin…..